La dama de Elche es quizás la escultura más famosa de España porque es la más importante pieza policromada de arte ibérico. Se cree que pertenece al cuarto siglo aC, aunque algunos eruditos y otros expertos daten la pieza en otros períodos como el helenístico o el romano. Son muchas las razones por las cuales ha adquirido tanta importancia no sólo para España, sino también para el mundo.
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Historia de la Dama de Elche
En agosto de 1897 un joven campesino, Manuel Campello, descubrió por casualidad el busto de la Dama de Elche una reliquia histórica de la época ibérica. El hecho ocurrió en una finca privada en L’Alcúdia, a unos dos kilómetros al sur de Valencia, España. Cuatro días después, el archivista de la ciudad, Pedro Ibarra, anunció el descubrimiento.
Al poco tiempo Pierre París, subdirector de una de las salas de exposiciones de la Galería del Louvre pasó a visitar Elche. Él estaba interesado en la compra de la pieza para el Louvre y el 30 de agosto fue llevado a París, donde se exhibió hasta 1939. Cuando comenzó la segunda guerra mundial, el busto se ocultó para mantenerlo seguro.
En 1941, tras una intensa negociación fue devuelta a España. Aunque fue oficialmente instalada en el Museo del Prado, se le permitió salir en un par de ocasiones para ser exhibida en su ciudad natal una vez más.
Importancia histórica y para el arte
Es la más famosa escultura ibérica y una de las grandes obras maestras de todos los tiempos. Su origen ha suscitado un debate que aún no ha terminado. Se cree que tiene una asociación directa con Tanit, la diosa de Cartago, que fue adorado por los púnicos ibéricos.
El Generalmente se cree que es una pieza de escultura ibérica del siglo IV aC, aunque la artesanía sugiere fuertes influencias helenísticas. El problema con esta datación es el hecho de que no hay esculturas similares de ese período de tiempo con las que se pueda comparar e incluso se abierto el debate de que la obra proviene de un período mucho anterior.
Está tallada en piedra caliza aún conserva restos de pintura. Su tocado único probablemente era un vestido ceremonial, los adornos en forma de rueda a cada lado de la cabeza pueden representar tocados de cestería o de metal. La joyería, también, tiene análogos fenicios y cartagineses. En general tiene la apariencia de un retrato, pero parece haber sido cortada y bien puede haber sido originalmente una figura de pie.
Su descubrimiento es muy importante debido a que no existen otras piezas que daten del mismo período histórico, factor que también ha dificultado la datación de la pieza. Quizás lo más importante es que inició un interés por parte de la comunidad de arqueólogos y estudiosos del arte por la cultura ibérica pre-romana.
Ha sido incluida en libros de arte especializados que la denominan como la más importante pieza de arte ibérico español. Apareció en un billete de una peseta de 1948 y fue mencionada en The Recognitions (1955) de William Gaddis. La escultura forma parte de la colección permanente del Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el Museo Arqueológico y de Historia de Elche representada por una réplica.