La Trinchera infinita es una nueva película de origen y esencia vasca llena de tensión y que logró una gran aceptación en el público español e incluso internacional. El largometra tiene una de esas pocas comunes características de estar dirigida por tres directores: Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga. En esta historia protagonizada por Antonio de la Torre y Belén Cuesta un soplón permanece dentro de su casa más de treinta años sin salir.
La película contó con la colaboración de varias productoras audiovisuales para su realización, las cuales fueron Irusoin, Moriarti Produkzioak, La Claqueta PC y Trinchera Film AIE, en coproducción con Manny Films. Incluso hubo colaboración por parte de otros entes como EITB, Canal Sur, ICAA, Junta de Andalucía y Gobierno Vasco para lograr producir esta película y llegar al público en los cines. La distribuación en España fue responsabilidad de Entertainment One.
Aquí en Dónde Está te contamos en qué sitio se rodó una de las películas españolas más exitosas de los últimos años y otros detalles que sabemos que seguramente te gustarán.
¿Dónde se rodó La trinchera infinita?
La trinchera infinita no pasó desapercibida ni en los cines nacionales ni en los diversos festivales en los que participó. Por ejemplo, en San Sebastián se llevó una importante cantidad de premios, entre ellos mejor director y mejor guion.
La historia transcurre en 1936 en plena Andalucía, en donde un hombre lo detiene la policía en su pueblo pero logra huir de los oficiales. Al regresar a su casa se esconde en un sótano esperando que todo pase y que la policía olvide o caso o dehe de buscarlo. Sin embargo, pasarán los años, más de treinta para ser específicos, mientras espera poder salir, estando acompañado de su esposa, una modista que hace todo lo necesario para la supervivencia de los dos.
La grabación de este largometraje tuvo una duración de ocho semanas, siendo Andalucía y Euskadi las locaciones elegidas por la producción para recrear la historia, principalmente en el municipio Aracena, en la aldea Carboneras, que fue el sitio ideal para adaptar sus calles a cómo se verían en medio de los años de la Guerra Civil.
En esta película podemos sentir la angustia que vivían los habitantes españoles en medio de una guerra, incluso mostrando escenas grabadas de forma movida y poco estable para reforzar la sensación de angustia generada en el público. Treinta años de la vida del protagonista contados a través de lo que podía ver por medio de una rendija. Escenas oscuras, en lo visual y en lo narrativo, e incluso en su banda sonora adaptada a la música de aquella época.
Curiosamente, uno de sus directores, José Mari Goenaga, nos cuenta que el filme fue producido en su rodaje en dos partes, pues necesitaban que uno de los actores (Antonio) engordara para adaptarse a su personaje, asi que fue necesario tomar una pausa de cinco semanas para que lograra el peso ideal para el papel. Incluso, uno de los actores, José Manuel Poga, el cual es un guardia civil que mantiene una conversación con Antonio, esperó a poder grabar la escena junto a él que le correspondía, pero finalmente no pudo estar en el rodaje pues estaba a punto de ser padre y debía cuidar a su bebe. Así que lla solución de los directores fue aplicar un viejo truco del audiovisual: se grabó un plano–contraplano de cada uno manteniendo el diálogo, pero ellos realmente nunca estuvieron en el mismo lugar, pero al momento de editar, pareciera que mantienen la conversación estando en el mismo sitio.